miércoles, 6 de septiembre de 2017

Birmania, la gran reserva espiritual del Budismo

Birmania, la gran reserva espiritual del Budismo

por: Said Abdunur Pedraza

Turistas observando a los monjes budistas en uno de los monasterios más grandes del mundo, en Birmania.

En Birmania (Myanmar) están las colinas de Sagaing, centro religioso y monástico, donde se dice que estuvo en retiro el mismísimo Siddarta Gautama (Buda), y donde actualmente se encuentra la campana entera más grande del mundo. Allí hay múltiples monasterios del Budismo Theravada, la forma más antigua, ortodoxa y cercana al Budismo original, una de las dos ramas principales y más practicadas del Budismo en el mundo.

Monjes novicios en sus lecciones diarias.
En Birmania está también la localidad de Amarapura, que tiene el puente de teca más grande del mundo, y donde se encuentra Maha Ganayon, un monasterio con 2.600 monjes budistas, el mayor del mundo. El país rebosa de pagodas, templos y monasterios, que atraen a una gran cantidad de turistas cada año.

Los monjes budistas de Birmania conforman una clase social culta, muy respetada en el país y en los países donde el Theravada es la religión mayoritaria. Son clérigos dedicados de lleno al estudio y la práctica del Budismo, y son también considerados una fuerza política importante. Sus estudios son financiados con donaciones hechas por los laicos y ayudas del gobierno. En los monasterios, los monjes se forman desde niños. La formación comienza alrededor de los 6 años de edad, y en las zonas pobres del país, donde no existen escuelas, los monasterios son la única opción de educación, y son solo para hombres.

Los monjes budistas de Birmania se hicieron famosos en el mundo debido a las manifestaciones que protagonizaron en 2007 en contra de la dictadura militar, que gobernó al país desde el golpe de estado de 1988. La junta militar fue disuelta en 2011. Actualmente el país es gobernado de facto por la líder del partido de oposición, Aung San Suu Kyi, que estuvo en detención domiciliaria durante 15 años por estar en contra de la dictadura. A ella le fue concedido el Premio Nobel de Paz en 1991 por su defensa de los derechos humanos, y ha recibido numerosos premios y apoyo internacional por su lucha a favor de la democratización de Birmania. A pesar de esto, en el país ahora comandado por esta líder galardonada, los militares violan, esclavizan, torturan y matan impunemente, y las minorías étnicas siguen sufriendo pobreza, marginación y opresión. De hecho, el ejército birmano es conocido por su Batallón de los violadores, una fuerza militar creada específicamente para violar, de forma sistemática, a mujeres y niñas de las minorías étnicas del país. Las víctimas son sometidas a trabajos forzados durante el día y violaciones masivas durante la noche, manteniéndolas en dicha situación por meses. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) denunció esta barbarie en 2006, pero nadie ha hecho nada para acabar con este Batallón.

La represión brutal de la Junta Militar contra los monjes budistas que se manifestaron en 2007 protestando por las alzas en los precios de los combustibles, llevó a que buena parte de los monjes apoyara abiertamente la oposición de Aung San Suu Kyi. 10.000 monjes y otro tanto de opositores al régimen salieron a las calles de Rangún en protesta, y la policía disparó contra ellos. Se reportaron 15 muertos y un número indeterminado de detenidos. Esto fue ampliamente publicitado por los medios de comunicación occidentales, y gracias a ello, los monjes de Birmania se ganaron la simpatía y el apoyo de la comunidad internacional.

Sin embargo, esos mismos monjes han estado asesinando a los musulmanes de la etnia rohingya durante décadas. En la última semana de agosto de 2017, 400 musulmanes fueron asesinados, en medio de violaciones a mujeres, mutilaciones, y asesinato de niños. Los musulmanes birmanos, aunque viven en la región desde hace siglos, son considerados "inmigrantes ilegales" por el gobierno, no tienen acceso a los servicios de salud, se les niega la ciudadanía, viven en extrema pobreza, y son perseguidos y masacrados por los mismos que dicen defender la democracia en su país.

El gobierno de la Premio Nobel de Paz Aung San Suu Kyi no hace nada para evitar el genocidio y tampoco permite el ingreso de ayuda humanitaria, mientras que el ejército birmano afirma que "no existen evidencias de limpieza étnica" en el país, y los medios de comunicación que dieron tanta difusión a la represión contra los monjes budistas, hacen poco para denunciar los crímenes que esos mismos monjes están cometiendo contra los musulmanes. El monje Ashin Wirathu, líder del movimiento budista de "purificación" del país, ha afirmado en múltiples ocasiones que los musulmanes deben irse o ser exterminados. Este monje, que es maestro del monasterio de Masoeyein en Mandalay, prohibió el matrimonio de budistas con musulmanes, hizo un llamado a boicotear los comercios de los musulmanes, e incluso afirmó que los musulmanes no son humanos, sino que "son serpientes y perros rabiosos", y por ello pueden ser asesinados libremente.

En enero de 2014, la revista Time fue censurada en Birmania por el gobierno, debido a que en la portada de la misma aparecía una foto del monje budista Ashin Wirathu con el título "El rostro del terror budista". A comienzos de enero de 2017, 23 activistas defensores de derechos humanos, entre ellos 12 ganadores del Premio Nobel de Paz (incluyendo al arzobispo sudafricano Desmond Tutu), firmaron una carta recriminando a Aung San Suu Kyi por su inactividad ante el genocidio contra los rohingya, y luego de las matanzas de agosto de 2017, algunos grupos se han movilizado en las redes sociales pidiendo a la líder del gobierno birmano que devuelva su premio Nobel. La también Premio Nobel de Paz, Malala Yousafzai, exigió que se les dé ciudadanía y plenos derechos a los rohingya que han vivido en esas tierras por generaciones.

La violencia budista no es exclusiva de Birmania. En Sri Lanka, los monjes budistas theravada también acusan a los musulmanes de ser "invasores", a pesar de que han vivido allí por siglos. El monje Galagoda Aththe Gnanasara Thero afirma que ese país les pertenece a los budistas cingaleses, y que no descansarán hasta erradicar a los musulmanes. Ya a comienzos del siglo XX, el importante monje budista Anagarika Dharmapala afirmó que los musulmanes habían destruido "el paraíso" que los cingaleses habían conseguido en Sri Lanka. Desde 2012, los musulmanes en el país han sufrido persecución, boicot y ataques violentos por parte de los monjes budistas.

En 2014, el reverendo protestante Wathareka Vijitha Thero, que venía trabajando en pos del acercamiento y la reconciliación entre budistas y musulmanes, fue secuestrado y circuncidado a la fuerza por monjes budistas. Él, sin embargo, continuó con su labor, por lo que recibió amenazas de muerte por parte de los budistas.

Musulmanes huyendo del terrorismo budista.
Los monjes budistas de Birmania y Sri Lanka vienen buscando en los últimos años, la conformación de una alianza en esta región asiática, para establecerla como una región 100% budista y erradicar a los musulmanes y minorías étnicas.

Se ha reportado, en septiembre de 2017, que 73.000 musulmanes han cruzado la frontera hacia Bangladesh en apenas dos semanas (200.000 desde octubre de 2016), escapando de las masacres que los monjes budistas y el ejército birmano (conformado por budistas) están llevando a cabo. Testigos reportan que los niños están siendo decapitados, y los adultos quemados vivos.

Comparemos, superficialmente, esta situación con los atentados que han ocurrido en Europa y Estados Unidos en el último año. Podemos dividirlos en dos tipos: el primero, los cometidos por extremistas xenófobos, supremacistas blancos cristianos y grupos de ultraderecha. Estos son llamados ataques solitarios, crímenes comunes o cosas de enajenados. El segundo, los cometidos por árabes, musulmanes, o sospechosos de tener nombre árabe. Estos son llamados ataques terroristas.

Ejército birmano entrenando a monjes budistas.
Hay un grupo de descerebrados, armados y financiados por las grandes potencias, que dice "defender el Islam", pero mata principalmente a musulmanes en Asia y Norte de África, y cuando ataca en Europa dejando algunos muertos, el mundo entero señala a todos los musulmanes de terroristas, y al Islam de ser una "religión violenta". Pero vemos a los máximos representantes del Budismo en el mundo asesinando a mujeres y niños inocentes durante décadas, cometiendo toda clase de barbaries, y nadie dice que el Budismo sea violento, ni que los monjes budistas sean terroristas.

Eso es hipocresía, simple y llana, pero detrás de esa hipocresía hay todo tipo de intereses. No es este el lugar para tratar de dilucidar lo que se esconde detrás de esto. Solo quiero hacer un llamado a la sensibilidad y al respeto por la vida humana. El asesinato de un inocente, sea hombre, mujer o niño, es un acto criminal y despreciable, no importa la etnia, nacionalidad, religión, idioma, nivel económico o educativo, o donde resida la víctima. Que los medios nos digan qué muertos debemos llorar y cuáles debemos callar o incluso celebrar, es solo un síntoma de lo enferma que está nuestra sociedad. No dejes que esa enfermedad penetre en tu corazón, todo acto criminal es igualmente reprensible, todo asesinato es igualmente repudiable y toda muerte de un ser humano es igualmente triste y merece justicia.

No, no se trata de que debamos salir a poner pintas en los templos budistas de "muerte al Budismo" ni "fuera budistas". No es que los xenófobos de España deban poner sus mensajes de odio en las instalaciones de la Asociación Española de Budismo Theravada, en lugar de en las mezquitas españolas. Se trata de que hay que ver qué es lo que está ocurriendo realmente en el mundo, y darnos cuenta que, si en Europa han ocurrido hechos detestables y condenables, hay otros lugares como Birmania, Palestina, Siria, Sri Lanka y muchos más, donde esos hechos y otros peores ocurren también, pero a diario. Y no podemos condenar los primeros y mirar hacia otro lado para no ver los segundos.

Toda vida humana es igualmente valiosa. El profeta Mujámmad, que Dios lo bendiga, nos enseñó que ningún árabe es mejor que un no árabe ni viceversa, y que un blanco no es mejor que un negro ni viceversa, pues todos somos iguales ante Dios y lo único que nos distingue ante Él es la piedad. Y una persona realmente piadosa no discrimina a nadie. El racismo, la xenofobia, y toda forma de discriminación, son señales de soberbia y egoísmo, y son parte del pecado que condenó a Satanás, que se hizo enemigo de la humanidad por creerse mejor que nosotros.

Mientras la gente siga creyendo que un muerto europeo vale más que 100 muertos árabes, o pakistaníes, o afganos, o nigerianos, o rohingyas, o latinoamericanos, esta humanidad no tendrá esperanza.

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FUENTES:

Budistas radicales matan y atacan a musulmanes aterrorizados

El lado más oscuro del budismo

Ashin Wirathu [La cara del terror budista]

Birmania, reserva espiritual del Budismo

El ataque de una Nobel de la Paz a otra por la crisis rohingya

La ira de Buda

In Burma: Rohingya children 'beheaded and burned alive'

Myanmar: The perilous journey of Rohingya refugees

Censuran a "Time" por nota sobre monje budista que pide "apartheid" a musulmanes

La decepción de la dama

El Bin Laden del budismo: 'Los musulmanes representan una amenaza para todo el mundo'

Take away Aung San Suu Kyi’s Nobel peace prize. She no longer deserves it

La decepción con la Premio Nobel Aung San Suu Kyi marchita la ilusión democrática en Birmania

Inside the 969 movement

Rohingya exodus continues after 73,000 flee Myanmar

El almuerzo de los monjes (Amarapura) Myanmar

El 87% de los atentados yihadistas desde el año 2000 han sido en países de mayoría musulmana

Los 10 países que concentran el 75% de los atentados del mundo

Wikipedia

Musulmanes huyendo de la barbarie budista, saliendo de Birmania hacia Bangladesh.


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